jueves, 13 de marzo de 2014

Trauma (prólogo)


       



  
TRÁUMA    JOSE MAROTO
                                                     
PRÓLOGO

                     
                En vísperas de la navidad del 86, el año en que nací, fue el día más importante de mi padre, james Michael, por muchos motivos, de nombre Joseph, nació lo que más esperaba, la meta de cada hombre, tener un hijo para enseñarles la vida como la vivió el. Y eso es lo que hizo desde que era pequeño, siempre me enseño a tener los pies en el suelo. Su profesión no es que fuera del todo fácil o tranquila. La vida de un criminólogo tiene muchas fases a lo largo de los años. Una vez me contó que la maldad cada año que pasa más terreno gana en el ser humano ,la mente puede tener muchos huecos que le da facilidades a la locura, también me dijo, ”el loco no solo es loco, sino inteligente que maneja trozos diferentes del cerebro”. Mi padre siempre utilizaba palabras que pudiera entender en todo momento. De un modo u otro me enseño que en la vida llegar a la meta no lo es todo. Como ya se sabe, la vida de un criminólogo es complicada y dura. No puedo hablar por todos pero mi padre tubo momentos en que pensó en alejarse de su familia por su bien. Me contó  que tubo casos difíciles y de mucho tiempo, a veces años de búsqueda.                      
   Mi madre por su parte siempre intentó que el trabajo de mí padre no hiciera peligrar su matrimonio, ya que cada día, cuando mi padre tenía  que viajar o tenía un caso que se veía largo, no quería una llamada con la peor de las noticias. Con el tiempo supo convivir con ello, aunque no fue nada fácil. Muchas veces le decía que con todas las carreras que hay tubo que optar por ser criminólogo. Pero mi padre siempre le respondía, “Si todos pensáramos igual, quién atraparía a los asesinos o violadores”
           Son muchos los valores que me enseñó a lo largo  de mi vida, de una manera diferente por diferentes circunstancias, ahora me doy cuenta la suerte que tuve en aprender tantas y tantas cosas, buenas y malas. En muchas ocasiones me opuse a muchas de las elecciones que  mi padre eligió, con motivo o sin el, la perfección no existe, sería aburrido y vacío sin nada por lo que pedir perdón. La autoridad que presenta un trabajo bien hecho te lanza directamente a otorgarte una matrícula de honor a la buena y seria responsabilidad.  Por lo general, tanto mi padre como mi madre  tenían la paciencia suficiente para lograr sus propósitos. La criminología te obliga a dar el todo por el todo cada segundo, del que un pequeño error es una clara equivocación de bulto que puede echar por tierra todo lo hecho anteriormente.  Pasmar con las pulsaciones relajadas un supuesto homicidio, den que en un principio todo son secretos que poco a poco debes de leer entre líneas para soportar cada respuesta.
Y como siempre digo, para ser criminólogo hay que aprender a ser frio en muchos aspectos y no dejar que la locura nos atrape.